No rendirse antes de tiempo
La rendición prematura suele darse más en partidas de competición entre aficionados. En torneos profesionales, con Grandes Maestros en juego, no suele darse. Sin embargo hoy analizaremos tres casos de ello.
Un primer ejemplo lo evidencia la posición anterior, de la partida Natapov-Shuravlov (Moscú, 1994), en la que se muestra un final de peones en la que, ¡las negras se rindieron!, olvidándose de que disponían de un último recurso para salvar la partida aparentemente perdida.
Juegan las negras, y el recurso del que dispone este bando es el de rey ahogado. El procedimiento es el siguiente para lograrlo: 1. ... Rc6; 2. axab5+ Rxb5; 3. Rd5 Ra4! (ahora está claro, si el blanco captura el peón de c4, el rey negro queda ahogado. Si se juega Rc5, el negro responde Rb3 y gana). Hay que aceptar las tablas.
En la siguiente posición, de la partida Svidler-Lobron (Erevan, 1996), las negras se rindieron contando con la variante 1. ... Rg2; 2. Rc5 h1(D); 3. Txh1 Rxh1; 4. Rd5 Rg2; 5. Re5, pero no calcularon hasta el final de la variante.
Efectivamente, tras 5. ... Rf3; 6. Rxf5 Re3, el rey negro captura el peón de c3 y son tablas. Otra rendición prematura ¡y entre grandes maestros!
Y concluimos con otra posición, de la partida Krumpachnik-Polak (Eslovenia, 1985), en la que el negro se rindió, considerando que perderían sus dos peones doblados.
Sin embargo, lo cierto es que después de 1. ... Rd7; 2. Rxe5 Re7; 3. g6 Rf8!; 4. Rxe6 Rg7; 5. Rf5 Rh6!; 6. Rf6, todo finaliza en una bien conocida posición de ahogado.